Los pensamientos intrusivos son pensamientos aleatorios, es decir, no buscados intencionadamente, que todos tenemos en unos u otros momentos. Pueden ser tanto positivos como negativos, aunque sólo los vivimos como invasivos cuando a lo que aluden no es agradable.

Normalmente les concedemos mucha credibilidad, cuando en realidad está cada vez más demostrado en estudios, que suelen ir muy en contra de lo que nosotros realmente somos, de nuestras creencias y valores…

No se pueden evitar, porque es como funciona nuestro cerebro, pero sí podemos manejarlos y limitarlos en lo que nos estorban si comprendemos algo más de por qué están ahí .

Es muy normal que se intensifiquen si dormimos poco o mal, si no descansamos lo suficiente, o cuando estamos más estresados o con mayor nivel de ansiedad del que es adaptativo. Por lo tanto, cuidarnos en hábitos básicos y de descarga de esos niveles, ayudará a que disminuyan.

Por otra parte, muchas veces esos pensamientos, que a veces son de contenido agresivo, sexual, o de estar en peligro por algo, no son más que una manifestación de emociones que no están siendo permitidas, descargadas de manera sana o gestionadas de manera asertiva. Así que la mejor manera de contenerlos es llevar a cabo por otro lado ese adecuado sostenimiento emocional.

Otras veces esos pensamientos nos invaden, desde una excesiva autoexigencia o desde una inseguridad en el desempeño o en la sensación de incapacidad. En este caso su contenido es anticipatorio, con contenido de frustración, fracaso, mala suerte o destino inevitable. La mejor manera de reducir su aparición o de ponerles límite es trabajar la autoestima y la sensación de capacidad y eficacia, y permitirse márgenes en esa autoexigencia.

Y por supuesto pueden provenir de eventos traumáticos no resueltos, llamándonos la atención para que hagamos algo al respecto de eso que está todavía dañado en nosotros… En ese caso, la solución definitiva sin duda es hacer ese proceso de curación del trauma, con el EMDR.

Todos estos tipos de pensamientos «flash» no tienen por qué convertirse en obsesivos (más propios de une estructura de personalidad más obsesivo-compulsiva), si los normalizas y aprendes a ponerles esos límites, y cuando entran, en lugar de concederles credibilidad, actúas algo a favor de lo que los está originando, para sentirte mejor y más adaptativo.

No luches contra ellos, déjalos «pasar», pero no permitas que se queden invadiendo lo que tú necesitas pensar, sentir y actuar en ese momento, mucho más realista y adaptativo. Ten claro que no eres, ni te va a pasar. ni vas a actuar, eso que estás pensando sin intención.

La mejor manera de recuperar el control es no asustarse, identificarlos, y rebatir con estrategias adecuadas el nivel no adaptativo en la intensidad que estorba.

Y para eso estamos aquí, pide ayuda para liberarte.

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